Por Servicios de Primermomento.com
La recién tragedia de República Dominicana veía venirse, porque se había escuchado la voz de alarma de la comunidad científica en torno a que la temperatura iba a superar el límite de calentamiento de 2 grados Celsius, por primera vez en la historia, lo que, en efecto, ha ocurrido.
Ese aumento de la temperatura de la tierra, sus posibles impactos catastróficos e irreversibles en el planeta y ecosistemas, había sido advertida, hace mucho tiempo.
República Dominicana ha sido confirmado como uno de los territorios más vulnerables al cambio climático debido a su ubicación geográfica. Y hemos visto ahora estas consecuencias: muertes, damnificados y daños a sus infraestructuras.
Con las alertas que se habían hecho, debimos estar mejor preparados porque, si hubiésemos seguido el refrán de que «guerra avisada no mata soldados», la recién tormenta tropical no hubiera impactado tanto nuestro suelo dominicano.
Cuando nos advierten de algún peligro o daño, podemos tomar medidas de precaución a tiempo que conduzcan a reducir posibles afectaciones causadas por fenómenos naturales, sin embargo, por la costumbre a improvisarlo todo, los gobiernos que hemos tenido no han priorizado una obra pública tan imprescindible como el drenaje pluvial, que canalizaría el agua de lluvia en las áreas urbanísticas.
