Por Roberto Rodríguez
¡Vaya usted a ver la ironía de la vida!
Dígame usted si no, Estados Unidos tiene prohíba la entrada al país de cualquier delincuente convicto, y, sin embargo, está a la puerta de tener a un eventual presidente que ha sido condenado por 34 cargos criminales.
Partiendo de esa realidad, tenemos una larga lista de países que entre los controles de inmigración que tienen incluyen el impedimento de entrada a su territorio de cualquier extranjero que haya sido convicto y condenado por cualquier crimen.
Canadá, México, Argentina, Brasil, Chile, República Dominicana y Perú, incluido Cuba, serían los países de la región a los que Donald Trump estaría impedido de entrar, pero que, en caso de ser elegido presidente de Norteamérica, si fuera así, es lo más probable que sólo necesitaría de un permiso especial. Y en algunos casos quizás ni eso, por aquello de los jefes de Estado chupamedias y servirles que tanto abundan en la zona.
En el caso de Europa, aunque la legislación es menos dura, Donald Trump podría visitar la mayoría de los países de ese continente, a pesar de su condición de delincuente convicto. Reino Unido e Irlanda, ambos aliados cercanos de Estados Unidos, no permiten la entrada a condenados. Lo mismo que Turquía ni Ucrania, los cuales por principios no aceptan ese tipo de visitante.
En lo que se refiere a Asia, ahí ya las cosas se vuelven un poco más complicadas, debido a que las prohibiciones allí resultan un tanto más estrictas. Los delincuentes condenados tienen prohibido viajar a Camboya, China, Hong Kong, India, Indonesia, Japón, Malasia, Macao, Filipinas, Singapur, Nepal, Corea del Sur y Taiwán.
Incluso si a Trump se le ocurriera una de esas excentricidades que le caracterizan y decidiera acompañar a uno de sus hijos a realizar un safari africano en el futuro, como delincuente convicto, es persona non grata en Kenia, Marruecos, Sudáfrica, Tanzania y Túnez.
Cualquier viaje diplomático para visitar Australia y Nueva Zelanda también tendría sus complicaciones, porque ambos países tienen prohibida la entrada de delincuentes.
En Medio Oriente las cosas no serían diferentes si a Trump se le ocurriera visitar a Egipto, Irán, los Emiratos Árabes Unidos, todos tienen prohibiciones que impiden la entrada de delincuentes.
De ahí que nadie puede extrañarse de que, sí eventualmente Trump gana en noviembre, una de las primeras cosas que intentará hacer será “borrón y cuenta nueva” otorgándose su propio perdón presidencial.
Aunque, a decir verdad, hay que aceptar que la diplomacia internacional, por tratarse del presidente de Estados Unidos, tendría toda la flexibilidad necesaria para que el inquilino de la Casa Blanca disfrutara de permisos especiales para visitar el país que le viniera en gana.