Tal sistema, conocido como Nor’easter, trae ráfagas muy dañinas -hasta la intensidad de un huracán en algunas áreas- a lo largo del Atlántico, según informó el Servicio Meteorológico Nacional, que emitió numerosas advertencias y avisos extremos vigentes hasta el sábado.
En total, hay 17 estados de la costa este en alerta por corrientes dañinas, lluvias torrenciales, fuertes nevadas e inundaciones costeras, y se difundió, además, una advertencia de viento con fuerza de huracán para el sureste de la región de Nueva Inglaterra.
De acuerdo con la cadena ABC News, ya cayeron hasta 12 pulgadas de nieve en el oeste de Pensilvania, mientras que en Detroit y el este de Michigan se acumularon de cuatro a ocho pulgadas.
Algunas partes del estado de Nueva York recibieron anoche más de 12 pulgadas, mientras se pronostican fuertes lluvias para las áreas costeras desde Nueva Jersey hasta el este de Massachusetts.
El gobernador de este último territorio, Charlie Baker, advirtió ayer a los residentes que la tormenta se perfilaba más grave que el ‘ciclón bomba’ que causó masivas inundaciones el 4 de enero.
Se pronostica que el área costera de Massachusetts sea la más afectada por la tormenta, con vientos de velocidad superior a 112 kilómetros por hora, en varios lugares de Cape Cod.
En el área de Washington DC, el gobierno federal cerró hoy todas sus oficinas y también se suspendieron las clases en las escuelas del condado de Prince William, en Virginia, al sur de esta capital.
A las 04:00 hora local de este viernes había más de 150 mil clientes sin electricidad en el Distrito de Columbia, mientras en el vecino estado de Maryland eran más de 30 mil los que carecían del servicio.
Por otra parte, el servicio de rastreo de vuelos FlightAware indicó que hasta esta mañana se habían cancelado casi dos mil viajes aéreos en todo el país, la mayoría de ellos en aeropuertos afectados por la tormenta.
Con el nombre de Nor’easter se designa a una zona de bajas presiones bien organizada e intensa, que puede alcanzar un fenómeno conocido como bombogénesis, en el cual se produce una rápida caída de la presión atmosférica, de al menos 24 milibares en 24 horas.
