
Como parte de la investigación, consiguieron inactivar una ruta de señalización, llamada ‘Hippo’, algo así como un mecanismo de comunicación en el interior de las células del corazón. Ese procedimiento logró multiplicar su capacidad de regenerarse tras un grave infarto.
Después de seis semanas observamos que los corazones dañados habían recuperado su función de bombeo hasta el mismo nivel que los sanos, dijo John Leach, coautor del estudio.
Por eso, su equipo adelantó que tratará de entender mejor ese proceso para sacarle partido con vistas a su aplicación en humanos.