Por Prensa Latina
Brasilia, BRASIL.- El presidente Luiz Inácio Lula da Silva reafirmó hoy que Brasil no inclinó la cabeza, pese a las ofensas emitidas por su homólogo estadounidense, Donald Trump, en medio de la expectativa por un encuentro entre ambos líderes.
«Cuando el presidente Trump atacó y ofendió a Brasil, no bajamos la cabeza. Aunque no seamos tan grandes como ellos, tenemos carácter y dignidad», comentó Lula en un evento celebrado en el Palacio del Planalto, sede del Poder Ejecutivo en esta capital.
Anteriormente, el 9 de octubre, el exsindicalista ratificó que su país no bajará la testa ante Estados Unidos, al defender la soberanía nacional frente a presiones externas y cuestionar la postura sumisa de algunos compatriotas.
Desde Maragogipe, municipio en el estado de Bahía (nordeste), donde anunció más inversiones en la industria naval y una fábrica de fertilizantes, evocó una enseñanza materna: «Si un pobre agacha la cabeza, le ponen un yugo y nunca más la levanta».
El exdirigente obrero aseguró en aquella ocasión que su gobierno mantiene una política exterior independiente, guiada por el respeto mutuo y la defensa del multilateralismo.
«Cuando el presidente Trump decidió gritarle a Brasil, había quienes querían que me arrastrara tras el gobierno estadounidense», recordó, sin citar nombres.
Admitió que aprendió de una madre analfabeta a no agachar la cabeza ante nadie, en un tono desafiante que provocó aplausos del público.
Lula comentó además su reciente acercamiento con el republicano, a quien conoció durante la Asamblea General de Naciones Unidas, en Nueva York, y aprovechó para subrayar que las diferencias políticas no deben impedir la búsqueda de acuerdos beneficiosos para ambos países.
Pese al tono distendido, insistió en que Brasil debe negociar con Washington «sin subordinarse», pues «nadie respeta a quien no se respeta a sí mismo».
También reiteró su defensa del diálogo con todas las potencias, «pero desde la dignidad y no desde la dependencia».
Durante su discurso en aquella oportunidad, Lula recordó la reciente inauguración de la fábrica del grupo chino BYD en Camaçari, símbolo —dijo— del compromiso de su gobierno con la reindustrialización y la soberanía tecnológica.
«Queremos relaciones civilizadas con todos, pero no aceptaremos castigos comerciales injustificados», apuntó, en alusión a los aranceles del 50 por ciento aplicados por Washington a las exportaciones brasileñas.
Bajo este escenario, fuentes oficiales aseguran que, de confirmarse, Lula y Trump posiblemente se reúnan en persona el domingo durante la Cumbre de Asia Oriental en Malasia.