Por Prensa Latina
Washington, EEUU.- Republicanos y demócratas aún muestran pocas señales de entendimiento en el Congreso de Estados Unidos para poner fin al cierre del gobierno federal que entró hoy en su sexto día y es el primero en casi siete años.
El anterior cierre o shutdown ocurrió durante el primer mandato de Donald Trump y duró 35 días (desde diciembre de 2018 a enero de 2019) y en este los líderes de ambos partidos se culpan mutuamente.
Los demócratas insisten en renovar los subsidios para cubrir los costos del seguro de salud para millones de hogares; por su parte, Trump quiere preservar los niveles de gasto existentes y ya amenazó con despidos masivos de trabajadores federales si el gobierno permanece en pausa.
Hakeem Jeffries, líder de la minoría demócrata en la Cámara de Representantes, afirmó la víspera que, desde el lunes pasado, desde su reunión en la Casa Blanca, no ha habido conversaciones con los republicanos. «Y desafortunadamente, desde ese momento, los republicanos, incluido Donald Trump, han guardado silencio», dijo.
En tanto, Trump señaló en un mensaje de texto: «Estamos ganando y reduciendo costos a lo grande», pero no ofreció detalles.
El viernes, una votación en el Senado para avanzar con un proyecto de ley republicano que reabriría el gobierno no logró reunir los 60 votos necesarios para poner fin a un obstruccionismo.
Ayer el líder de la mayoría del Senado (controlado por los republicanos), John Thune, indicó que el cierre del gasto discrecional, el permiso de los trabajadores federales y los requisitos de que otros empleados federales trabajen sin paga continuarán mientras los demócratas voten no.
«Tendrán otra oportunidad el lunes para votar nuevamente», dijo Thune en el programa Sunday Morning Futures, de la cadena Fox.
El 1 de octubre comenzó el apagón del gobierno después de que demócratas y republicanos en el Capitolio no lograran un acuerdo para extender la financiación de las actividades de la administración más allá del 30 de septiembre.
Miles de millones de dólares en fondos destinados a los estados demócratas fueron detenidos o cancelados por la Casa Blanca el primer día del cierre, incluyendo 18 mil millones de dólares en proyectos de infraestructura en Nueva York y ocho mil millones de dólares en proyectos relacionados con el clima en 16 estados que votaron por Kamala Harris en 2024.
El cierre, de acuerdo con cálculos de la Oficina de Presupuesto del Congreso, dejaría a 750 mil funcionarios federales en situación de desempleo parcial, con una pérdida de ingresos equivalente a 400 millones de dólares.
Estas parálisis por falta de presupuesto son muy impopulares en Estados Unidos, y siempre tratan de evitarlas, en especial ante la proximidad de las elecciones de medio término (noviembre de 2026) en las que estará en juego la mayoría en el Congreso.